jueves, 18 de noviembre de 2010

LA DIGNIDAD DE SER SAHARAUI, LA VERGÜENZA DE TENER UN GOBIERNO PPPSOE


¿Qué cara pondrán militantes, simpatizantes y votantes del PSOE, cuando en las ya cada vez más cercanas elecciones municipales y autonómicas, quienes pretenden ser sus representantes en ayuntamientos y autonómicas les hablen de responsabilidad o coherencia?
Seguro que mucha de su base pondrá cara de incredulidad, porque la de sonrojo, a falta de vergüenza de sus dirigentes, ya la están usando.
Algunos de estos militantes, como el del PSN Carlos Cristóbal, no han podido con tal grado de vergüenza y ha preferido causar baja del partido convertido en ariete del PP, que no cumple sus compromisos y deja de lado a la población en situación más desfavorecida y débil, tanto a la saharaui como a la española, con políticas y actitudes neoliberales. Una actitud obligada de coherencia para poder contestar a Nana, niña saharaui, ante sus palabras: “papi, ayer estuve con unos españoles que te conocen y me dijeron que eras de los socialistas de Zapatero. Yo les dije que me parecía que no, que siempre nos has ayudado mucho y has venido muchas veces a los campamentos a ayudarnos en cosas de educación y de la sanidad, y que me dices que siempre estarás con nosotros…”.
Una niña a la que los gobiernos marroquí y español niegan un derecho recogido en la Declaración de los Derechos del Niñ@ como es el artículo 3º “El niñ@s tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad” aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, institución que cada vez mas demuestra que solo sabe servir al “mercado”, el 20 de noviembre de 1959. Derecho que ambos gobiernos llevan negando 35 años a jóvenes y mayores, tan fundamentales como los recogidos en una Declaración en sus artículos “15.1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad y 15.2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.”.
Derecho a su propia identidad y libertad para disfrutar de ella, principal reivindicación del pueblo saharaui, pisoteado una y otra vez, con el resto de derechos humanos por el gobierno marroquí, mantenido con la pasividad y el silencio del PSOE y los sucesivos gobiernos españoles y consentida por una ONU que como garante de los derechos de toda la humanidad no es capaz de accionar ningún sistema para proteger la legalidad que se comprometió a proteger.
Se requiere dar un paso más allá de la simple explicación, la caridad una vez al año y la condescendencia que acaba convirtiéndose en olvido, poniendo de una vez por todas soluciones a un problema que dura demasiado.
¿Qué hacer cuando los organismos que se suponen nos protegen por el contrario nos abandonan?
¿Qué hacer cuando los representantes de nuestras instituciones, las más cercanas a las personas, no tienen la valentía y la decisión de presionar a un gobierno de su mismo signo a cumplir con su responsabilidad?
Lo que no podemos hacer es dejar que se nos clasifique en el mundo como a ciudadanos de 1ª y 2ª cuando todos somos iguales ¿o no?

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