SOMBRA AQUÍ, SOMBRA ALLA, MAQUILLATE

Como la canción que popularizo el grupo Mecano, hace algunas décadas, parece hacer Juan Carlos, el ciudadano Borbón que no es igual que el resto de ciudadanos, son los benefícios que da que te coloque el que tiene la gracia de dios. Sombra aquí, unas cuentas no claras y muy poco transparentes, una estirpe que tiene privilegios por llevar un apellido y no por logros propios, un jefe de estado que no acepta la monarquía parlamentaria, que le sustenta y se inmiscuye en las decisiones del parlamento donde reside el poder del pueblo, en una llamada a la responsabilidad y al sacrificio que recaerá en la espalda de los de siempre, el pueblo, y sin embargo no fue capaz de abrir la boca ante el atropello de su primo, el dictador marroquí hacia Aminetu Haidar y seguramente será el único católico que, siendo el encargado de ratificar la ley del aborto no será excomulgado por la “gracia de dios”.
Sombra allá, al existir “…toda una serie de indicios racionales que apuntaban a que el rey Juan Carlos I fue el máximo responsable de su planificación, coordinación, preparación y ejecución.”, del 23-F. Esto unido a distintas presuntas irregularidades, presuntamente cometidas desde su juventud, como son el conocimiento de la creación y organización de los conocidos GAL antes de sus primeras actuaciones al tener acceso a documentos reservados del CESID, el enriquecimiento desde nada a ser una de las mayores fortunas europeas, la aceptación de regalos como jefe de estado seguramente a cambio de favores sin dar cuenta de ellos, uso de fondos reservados para tapar escándalos sexuales o la muerte de Alfonso de Borbón que presuntamente pudo ser un fratricidio premeditado, sin olvidar, por supuesto, como entregó y abandonó a la entonces provincia española del Sahara Occidental al dictador marroquí de la época, propiciando el genocidio saharaui, que viendo algunas de sus amistades no es de extrañar sus acciones.


Todas estas presuntas irregularidades han llevado al coronel Amadeo Martínez Inglés a remitir una carta al Presidente del Congreso de los Diputados pidiendo la creación de una comisión de investigación que depure responsabilidades.
Pero es ardua tarea cuando uno se enfrenta a los miedos intocables de este país, Franco, la monarquía, imposiciones cronológicas, consecuencia esta ultima de la primera, que tragaron tanto la política como la ciudadanía de entonces y una parte de la de hoy, a los que podíamos sumar algunos mas. Quizás en todas estas presuntas irregularidades podemos encontrar la respuesta al celo con que se guardan las cuentas de la casa real.
Pero el campechano Juan Carlos lleva unos meses de arduo maquillaje, vendiéndonos, que su presencia es necesaria e imprescindible, aunque lo que realmente a muchos lo que nos da la sensación es que bajo tantas toneladas de maquillaje se intenta esconder gran cantidad de imperfecciones y presuntas irregularidades.


El vendedor por catalogo Juan Carlos nos vende su sencillez, eso sí, desde su sencillo palacio, su cercanía a la ciudadanía desde su posición de ciudadano privilegiado, su arduo trabajo, en su apretada agenda ahora pública repleta de inauguraciones y almuerzos y audiencias todo agotador, sin pasar por ningún tipo de entrevista de trabajo, como todo currante de a pie y aceptando su “trabajo” de jefe de estado sin ser elegido pero si impuesto por un dictador a una sociedad que se denomina democrática, todo con contrato de trabajo de por vida, sucesión en el puesto para toda su prole y sin necesidad de preocuparse por su jubilación.
Háganos un favor a todos y ponga su cargo a disposición de la voluntad popular, deje de gastar nuestro dinero y desmaquíllese para que todos podamos ver su real cara.